Barro Termal
Aunque a primera vista pueda parecer un poco desagradable, lo cierto es que del barro termal se benefician huesos, circulación y células, además de cuidar la piel, combatir las arrugas y evitar el envejecimiento. Existen dos tipos de barros: el fango o el lodo y la arcilla.
Entre sus beneficios encontramos la eficacia contra las arrugas, ya que proporciona magnesio, cobre y zinc, productores de colágeno y elastina, y silicio. Estos elementos hacen que se retrase el proceso de envejecimiento de las células, revitalizándolas y fortaleciendo la tensión de la piel y de los delicados músculos de la cara.
Por otro lado, reducen la flacidez y actúan contra las estrías y celulitis, entre otros aspectos. Además, el fango elimina las impurezas y suaviza incluso las zonas más rugosas, entre las que podemos destacar las rodillas, los codos o los pies. También tiene la característica de absorber sustancias y células muertas depositadas en la epidermis, y realiza una limpieza profunda que oxigena y libera la piel de toxinas.